sábado, 14 de julio de 2012

Salud: matar pulgas con dinamita



Diario Tiempo

Con una lágrima en la pestaña, el presidente Lobo Sosa decidió —en Consejo de Ministros— traspasar la dirección, administración y funcionamiento del Hospital Escuela a la Universidad Nacional Autónoma (UNAH) como parte del proyecto de reforma en el sector de la salud.

De esta manera, el Ejecutivo reconoce su fracaso en la administración en el campo de la salud pública, que, a ojos vista, está sumida en el caos por la incompetencia en la conducción de la Secretaría de Salud. El presidente ha externado su “tristeza y hasta ganas de llorar” por el mal desempeño del equipo de gobierno.

El secretario de Salud, Arturo Bendaña, leyó el decreto ejecutivo del convenio con la UNAH, del cual, según dice, “se pretende que sea un ejemplo para los demás centros asistenciales”. La rectora de la UNAH, Julieta Castellanos, muy emocionada afirma que asume con entusiasmo el reto.

Ese convenio, por supuesto, rebasa las atribuciones del Ejecutivo y tendría que ser conocido por el congreso nacional para su discusión y eventual validez. Es un convenio abierto, por 15 años de duración, susceptible de ser modificado y reformado a solicitud de cualquiera de las partes, vía adendum.

Implica, asimismo, un traslado presupuestario de la Secretaría de Salud a la UNAH y el desconocimiento de derechos laborales, ya que los empleados removidos o despedidos, en función del convenio, no podrán reclamar los beneficios de la contratación colectiva.

Según afirman los panegiristas de este traspaso del Hospital Escuela a la administración universitaria, se trata de un primer paso para aplicar un proceso de descentralización puesto en práctica en el Hospital de San José de Colinas (Santa Bárbara).

Lo de Colinas es un programa establecido en 1995, financiado por la Cooperación Sueca, destinado a facilitar el acceso de la población a los servicios primarios de salud, con la participación municipal, pero bajo la dirección y control de la Secretaría de Salud.

Aun cuando se da la impresión de que con este cambio desaparecerá el caos en el sector salud, no hay razón para que eso suceda, dada la complejidad del sistema y la dicotomía derivada de la castración operada en la Secretaría de Salud, que sin duda causará mayor confusión y desajuste operacional.

Ese bombazo en Salud, ocasionado por el mal desempeño administrativo, viene a ser algo así como matar pulgas con dinamita. Sugiere, asimismo, la intención de canalizar la responsabilidad del Estado hacia la privatización en un país, como Honduras, en el que los servicios de salud deben estar revestidos de gratuidad para la población sumida en la pobreza en casi un 80 por ciento.

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