martes, 6 de marzo de 2012

“Me impresionó la fuerza y la convicción de la gente del Bajo Aguán”


Rel-UITA 

Por Giorgio Trucchi

El Encuentro Internacional de derechos humanos en solidaridad con Honduras fue también ocasión para hablar de la incansable lucha por la tierra en el Bajo Aguán, y los graves impactos que genera un modelo de producción agrícola basado en el monocultivo a gran escala. Lizzie Díaz, Secretaría Internacional del Movimiento Mundial Bosques Tropicales (WRM, por sus siglas en inglés) estuvo en el evento y compartió sus impresiones con Sirel.

- ¿Cuál es tu evaluación después de una semana transcurrida en el Bajo Aguán?
- Durante el Encuentro Internacional de Derechos Humanos y en las visitas a los asentamientos campesinos me impresionó la fuerza de las personas.
Percibí una convicción y una capacidad increíble de resistencia que los lleva a seguir en esta lucha, en defensa de sus derechos a tener acceso a la tierra y a la soberanía alimentaria. Todo esto engloba el tema de la defensa de los derechos humanos.

- ¿Cuál es la situación que encontraste con respecto a los derechos humanos?
- Hay una presión constante contra las familias campesinas por parte de los militares, policías y guardias privados de los terratenientes y productores palmeros de la zona. Esto crea un ambiente de inseguridad insoportable, porque la gente sabe que en cualquier momento pueden entrar a las comunidades para reprimir y matar como lo han hecho en varias oportunidades.

- ¿Esperabas encontrar una situación tan difícil?
- Para quienes vivimos fuera de Honduras es difícil imaginar como en un país se puedan estar dando estas situaciones. Tampoco podemos explicarnos cómo un gobierno no sólo no esté apostando al campesinado y a su capacidad para sobresalir, sino que no hace nada para romper los vínculos nefastos y enfermizos que tiene con los terratenientes.

- ¿Cómo evalúas el Encuentro que se realizó en Tocoa?
- Fue un éxito, tanto por la participación nacional e internacional, como por las actividades que se desarrollaron, y los resultados justifican los esfuerzos que hicimos para llegar hasta el Bajo Aguán.
Compartimos las jornadas con las familias campesinas y pudimos escuchar sus testimonios desgarradores. Nos pidieron que diéramos a conocer esta situación al exterior, para que el mundo sepa las condiciones en que están viviendo y las presiones que les toca soportar. Es una obligación que tenemos todas las personas que estuvimos acá.

- Durante tu intervención retomaste el tema del modelo de producción agrícola basado en el monocultivo.
- Es un modelo de producción financiado por la banca internacional, promovido por los gobiernos nacionales, que beneficia solamente a grandes grupos económicos locales o internacionales y que genera graves impactos sociales y ambientales.
En el Bajo Aguán se impone el monocultivo de Palma Africana que está en manos de unos pocos terratenientes, quienes son señalados por ser los principales responsables de la violación a los derechos humanos en la zona.
Aquí no estamos cuestionando la palma en sí, sino el modelo en el cual se implementa. Las poblaciones son víctimas de un sistema que las agrede y las empobrece, que acapara sus territorios, que compite con las comunidades, que violenta sus derechos humanos en su sentido más amplio.
Es por eso que en mi intervención, repudiamos y condenamos los asesinatos cometidos y la criminalización de la protesta y la lucha por la tierra, así como exigimos al gobierno que de inmediato detenga todo tipo de violencia física y psicológica ejercida contra los pobladores.
WRM va a dar la mayor visibilidad posible a esta situación a través de sus redes a nivel mundial, y junto a la Rel-UITA, Alba Sud y FIAN Internacional, promoverá la realización de un vídeo sobre la situación del Bajo Aguán que será difundido a nivel internacional.

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