martes, 7 de febrero de 2012

¿Candidatos de fin de semana?

La Prensa

Por Aníbal Delgado Fiallos

Para quien está metido en un proyecto electoral la política es la principal motivación de su vida, atrapa todo su ser en esa pegajosa red de motivaciones, contradicciones, esperanzas, frustraciones, apegos, solo comparables con el amor adolescente: sueña política, come política, bebe política, eructa política.
No hay políticos de fin de semana, la entrega deberá ser de cuerpo y alma, día y noche, mañana y tarde, y esto lo saben bien los precandidatos y candidatos a cualquier cargo de elección popular, y si no lo saben alguien se encargará de decírselos.
Por eso cuando el presidente de la República anuncia alegremente a sus ministros que cualquiera que tenga una aspiración electoral puede quedarse en su cargo con tal que solo active los fines de semana todo mundo sabe, dicho en la forma coloquial que usa, que está abriendo amplios espacios para que estos como otros de su gobierno le sigan metiendo goles.
Un chusco me decía que no sabe qué hado maldito se ha instalado en la cabeza del presidente para maquinar con perversidad los monstruosos despropósitos en que incurre todos los días, porque, agregaba, él es un hombre bueno y de buenas intenciones y me hacía una lista de yerros intolerables.
Para muestra tres botones: el primero, sigue sin destituir a un ministro de Educación negligente; el segundo, quiere darle a nuestra Policía el colmo de la sosería, el mismo nombre de los Carabineros de Chile cuando este nombre tiene raíces en hechos de la historia colonial y republicana de aquel país y que no se dan ni se han dado en el nuestro, y como si la mera traslación del nombre puede conferir a nuestra Policía los mismos niveles de organización y eficiencia, la misma presencia frente a la sociedad; el tercero, abre espacios de conflicto sin necesidad como el caso de la anunciada ley mordaza.
Y volviendo a lo de los políticos de fin de semana, una vez más el presidente ha quitado las trancas para que aquellos se lancen desbocados a ocupar tiempo pagado por el Estado, a darle tintes personalistas a lo poco que hagan, en ir y venir en vehículos oficiales y consumir combustibles, en pagar propaganda diz para publicitar sus obras a precios prohibitivos en prensa, radio y televisión, porque si todo esto no lo hacen se ubican fuera de la lógica vernácula. Los ministros que tienen proyecto electoral le seguirán jugando la vuelta al presidente Lobo con deslealtad. ¿Dónde encontrar quién le haga un sortilegio para expulsar de su cabeza el hado maldito?

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