martes, 7 de junio de 2011

La nueva concepción de la historia, a pedazos y para lobos en corrales


Vos el Soberano

Por Gustavo Zelaya

Antes del año 2009 Honduras apenas era conocida por algunas noticias y hechos pasajeros, eventos y anécdotas que formaban parte de la historia oficial construida a retazos seleccionados por “historiadores” dedicados a estar en fiestas escolares y en desfiles cívicos, en tertulias literarias y en ferias patronales. Ellos nos han relatado un cuento llamado historia de Honduras y en donde se magnifica la participación de individuos destacados en la política, por ejemplo: alrededor de 1870 dos hombres jóvenes, casi adolescentes, de 26 y 24 años respectivamente, Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa, bajo la protección del presidente de Guatemala reformaron al país para instalarlo en las redes del capitalismo; Soto se hizo millonario con las concesiones estatales y sus inversiones en la minería y Rosa murió avergonzado por el alcohol. Tiburcio Carías gobernó desde 1933 y por 16 años se mantuvo en el poder gracias a las compañías bananeras y al destierro y entierro de algunos opositores, sus seguidores lo declararon el hombre más bello de Honduras. Organizó un sistema de comunicaciones y delaciones con ayuda del telégrafo que funcionaba desde su despacho.

Otro gobernante fue derrocado por un golpe de estado en 1963, ese fue Ramón Villeda Morales, algunos años después y para gran orgullo de su familia, los mismos golpistas lo nombraron embajador en la ONU. La “historia” de su partido lo tiene como gran demócrata aunque ordenó que se decomisaran y quemaran todos los libros que hablaran de cosas rojas, incluyendo Caperucita. Fue un caso único ya que se declaró guatemalteco-salvadoreño-hondureño. Uno de sus hijos es un reconocido pintor que nunca ha puesto en exhibición sus obras, pero que fue galardonado por su aporte a la plástica universal en tiempos de Roberto Micheletti, se graduó de veterinario y es el actual médico de cabecera de Cabeza de Ajo. Le siguió Oswaldo López Arellano, el dueño de los record en golpes de estado en Honduras y en toda América, participó en al menos cuatro rupturas constitucionales; su buen humor le valió para ser amigo de todos los gobernantes desde 1957 hasta su muerte.

En 1975 el jefe de estado Oswaldo López y su ministro de economía Abraham Bennaton Ramos fueron sobornados por una compañía bananera, separados de sus cargos, y unos años después en su amado suelo hondureño se convirtieron en modelos de todos los empresarios y en brillantes conferencistas sobre la ética empresarial y la responsabilidad social en los negocios. Entre 1981 a 1986 otro presidente, Roberto Suazo Córdova, transformó el territorio nacional en base norteamericana para derrocar al gobierno sandinista y estableció cementerios clandestinos para casi 200 desaparecidos políticos, después hacía chistes y entre risas enseñaba su barriga a la prensa internacional y contaba que esos hombres y mujeres, supuestamente desaparecidos, seguramente estaban en Saturno, en la Luna o en alguna estrella lejana del universo más profundo. Uno de sus éxitos fue la clasificación de Honduras al campeonato mundial de 1982 y cosechó muchos triunfos personales en juegos de naipes y en loterías ilegales.

En esas cumbres de la historia hondureña está ubicado José Azcona, calificado como muy honrado pero decía que no era responsable de los robos de sus ministros; en esa gestión se introdujeron nuevos convencionalismos en el campo de la ingeniería civil y de la geografía al ordenar que todos los puentes y las señales viales fueran pintadas de rojo y blanco, revolucionó, pues, la simbología mundial; frente a la crisis económica fue presa de varias ataques de ceguera total, provocando problemas en la ciencia de la oftalmología ya que afirmaba que no miraba ninguna crisis y que eran ficciones de la oposición.

Tuvimos también a un destacado atleta, según lo hacía ver la propaganda, Rafael Callejas Romero, de la mano del capital internacional implantó medidas económicas neoliberales y fueron tanto los beneficios derramados que afirmó que estábamos en la ruta correcta y la prueba científica se encontraba en la gran cantidad de restaurantes de comida chatarra por todo el país. Buena parte de la proyección social de su gobierno consistió en sembrar árboles como “norma”, como regla; eso fue alrededor de 1992, pasaron casi 20 años y los árboles no han crecido. Es posible que sean de una especie enana y que desarrolla hacia dentro de la tierra. La gran modestia y discreción de su vida personal lo obligaron a comprar la edición completa de una revista española en donde se mostraba la humildad de su vivienda en El Hatillo, es que no quería ofender a sus paisanos. Estando en la llanura y con una bolsa de papel en la mano fue deportado como cualquier mojado desde el aeropuerto de Miami porque el senado y el departamento de estado norteamericano lo consideró responsable de “corrupción pública”, pero los juzgados locales demostraron con creces su inocencia y le entregaron todas las cartas de libertad solicitadas por esta víctima de la injuria y la calumnia gringa. Desde entonces, sólo viaja a Inglaterra, a Francia, a Suiza y otros lugares así de sencillos; ahora es el estandarte nacional de la honestidad.

Y después Carlos Flores con una publicitada agenda sin anotaciones conocidas, habló de una reingeniería social en el aparato estatal y habló de más cosas, y todo circunspecto, sin reírse, muy serio el hombre, habló mucho más en privado y en donde nadie lo escuchaba siguió hablando, y viene el Huracán Mitch y casi 7 mil muertos, más de 13 mil desaparecidos, la infraestructura bastante destruida. Y no dejó de hablar del desastre. Sólo le faltó agradecer a los cielos por ese fenómeno que llamó de “proporciones bíblicas” que fue la salvación de ese gobierno. Han pasado casi 13 años de ese desastre y se sigue esperando el resultado material y contable de las millonarias ayudas recibidas. Entre 1994 y 1998 llegó al poder Carlos Roberto Reina, con una identidad personal parecida a la de Villeda Morales que nació en un lugar mágico, el Trifinio, que lo dotaba de tres nacionalidades. Reina, en cambio, tenía los bigotes de Rodas Alvarado, las patillas de Morazán y el machete de muchos para cortar las uñas de la corrupción. Sólo le faltó la barba de Cabañas. La herramienta mencionada como que se oxido o no podía sacarla de la funda. Nunca funcionó y, siendo liberal y laico al estilo de Morazán, construyó dentro de la casa de gobierno una capilla para rezarle a todos los santos y a las vírgenes de los cielos. Al más puro estilo del opus Dei.

Y la historia sigue su camino y nos gobierna un panameño, Ricardo Maduro, a quien el congreso nacional le permitió por “esta vez” ser candidato sin tener los requisitos de ley. Se dedicó a profundizar las políticas de ajuste estructural de Callejas, privatizando servicios públicos, liquidando los intentos de reforma agraria, atacando la organización popular y transformándose en una de las figuras centrales de la empresa privada y de la ultraderecha centroamericana. Desde su oficina se ha estado realizando el proyecto privatizador de la educación pública con fondos del Banco Mundial, coordinado por la actual ministra de la presidencia María Antonieta Guillen. Con el siguiente presidente, Manuel Zelaya Rosales, ocurren tres acontecimientos únicos en la historia de América del siglo XXI: el golpe de estado del 28 de junio, el acto de magia conocido como la carta de renuncia que Mel no elaboró y que antecedió a la sucesión presidencial en el mismo día y la fundación del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado al día siguiente, al que ahora conocemos como Frente Nacional de Resistencia Popular. Larga vida y honra a esa Resistencia, uno de los eventos más dignos de los últimos años. El beneficiario de la ficción “jurídica” llamada sucesión, se llama Cabeza de Ajo y le dicen roberto micheletti. Del conflicto derivado del 28 de junio surgió el gobierno de Porfirio Lobo y una folklórica y pedestre concepción de la historia.

De todo ese breve relato, casi trágica comedia nacional, descrita a pedazos tal y como lo han hecho los grupos dominantes hay cuatro elementos que quiero destacar como constantes en la historia oficial: uno de ellos es que en ningún momento aparecen las organizaciones populares como instancias que influyen en el proceso histórico. Se oculta su presencia y si mencionan la huelga de 1954, sólo es para mostrarla como algo sin importancia; se intenta hacer creer que toda la legislación que protege y fomenta las conquistas sociales y los códigos laborales, la organización de instituciones de beneficio social, son esfuerzo particular del gobernante o de los diputados, es un fruto de su generosidad y su amor hacia el pueblo. Un segundo elemento es la anulación absoluta de las mujeres como determinantes en la actividad política pública. Simplemente no existen ni participan de esos relatos. Así, todos los seres humanos masculinos de la política tradicional son producto del espíritu santo. El otro elemento es el que hace de los organismos de seguridad del Estado los garantes de la constitución y de la democracia. Se supone, entonces, que la paz, la justicia y las relaciones civilizadas sólo pueden ser posibles si existen las armas como respaldo de la sociedad, siendo la fuerza la que se encarga de corregir los desvaríos sociales. Por último, lo inevitable en la locura de los políticos tradicionales: la actitud casi natural, genética, servil, respecto a los Estados Unidos. El embajador gringo es consultado por el gobernante de turno, por el fiscal, los empresarios, los manda a llamar y les recomienda, les sugiere cómo resolver los conflictos. Aquí es donde más visible la dependencia ideológica, política y económica de la oligarquía nacional.

Esa forma de ver la historia hondureña no toma en cuenta que las concepciones que no se apoyan en la base real de la historia tienden a escribirla según pautas externas; ven la historicidad como supraterrena y excluyen de la historia “el comportamiento del hombre hacia la naturaleza”, tendiendo a separar la naturaleza de la historia, aislando las luchas sociales y las gremiales de los demás acontecimientos políticos y las enmarcan en simples peticiones económicas. Sólo ven acciones en las políticas de las personalidades y del Estado, luchas religiosas y teóricas; comparten en cada época “las ilusiones de esta época”, se imaginan que éstas se mueven por motivos políticos o religiosos, por ideas, y así lo determinante es lo que los hombres se imaginan” (Marx y Engels, La Ideología Alemana, 1974, páginas 41-43). En otra de sus obras, en los Grundrisse, afirmó también que en el proceso de la totalidad “no es que la producción, la distribución, el cambio y el consumo sean idénticos...son todos miembros de una totalidad. Distinciones dentro de una unidad. La producción trasciende tanto sobre sí misma en la determinación antagónica de la producción como sobre los otros momentos... también la producción, en su forma unilateral, se halla determinada a su vez por los otros momentos…Es lo que ocurre en cualquier totalidad orgánica”(14-15). En el caso nuestro, con Lobo a la cabeza, se supone que cada momento de la sociedad, la economía, el arte, la educación, la violencia, etc., marchan por sus propios pasos, son eventos aislados, cerrados y en ellos no hay ninguna influencia de clase; no consideran que cada una de esos elementos sea parte de un mismo proceso social, incluyendo los que parecen estar aislados y que todavía no se manifiestan con claridad. Conciben la sociedad como un gran mecanismo que funciona al que sólo hace falta engrasar, enderezar, corregir para que marche correctamente y no como un organismo colmado de tendencias y contradicciones.

Por otro lado, las negociaciones para que Honduras retorne a la OEA y el resultado visto en la Asamblea de ese organismo en El Salvador, han servido no sólo para que regrese Manuel Zelaya Rosales al país, sino que para que vaya asomando un posible antagonismo dentro del equipo de gobierno respecto a la defensa de los derechos humanos. Ese es un aviso de que dentro de los golpistas en el poder hay algunos como el alcalde Ricardo Álvarez, el diputado Antonio Rivera Callejas y el ministro Oscar Álvarez que se ubican mucho más a la derecha que Arturo Corrales. Y están dispuestos a sabotear el cumplimiento de los acuerdos de Cartagena. Este es otro paréntesis de nuestra historia a retazos.

En la nueva “concepción” de la historia nacional enunciada en las “tesis” balbuceadas por Lobo, por su ministra de la presidencia y por el que tiene pinta de gran jefe de esa pandilla, Arturo Corrales, que fue también el principal negociador de Cabeza de Ajo y ahora de Lobo, en esa “concepción” hay varias expresiones importantes. Dijo Corrales en La Tribuna del 3 del junio: “la discusión sobre el futuro de Honduras la tenemos los hondureños y ayer (miércoles) con muchísima dignidad le dijimos al continente americano: Venimos con la frente en alto, venimos con orgullo y venimos a ser un hermano más en este concierto latinoamericano”. Los enviados de Lobo a ese evento fueron Corrales, el canciller Canahuati y la ministra de la presidencia. Todos ellos actores visibles del golpe de estado, uno negociador golpista, el otro de los aportadores financieros de micheletti y la señora representando a Ricardo Maduro, trillizo con Callejas y Flores Facusse, todos orgullosos golpistas aceptados y bendecidos por la OEA.

La oligarquía nacional y su representación política, el gobierno de Lobo Sosa, tiene a la mano muchas posibilidades y herramientas ideológicas, culturales, electorales, propagandísticas para hacer prevalecer su idea de la historia y de la vida social; buscan que ese poder político se mantenga y los medios van desde tramposas negociaciones, golpes de estado, manipulación de la consulta popular, destrucción de documentos históricos, ocultamiento de los mismos, incluso, nombrando en las instituciones encargadas de la preservación de la cultura a personajes totalmente ineptos; especialmente cuando el pasado es visto como algo incómodo y comprometedor, y se “elaboran” concepciones que se fundamentan en “darle vuelta a la página”, sin importarles que el conocimiento completo de todos los hechos ligados al golpe de estado van a servir para saber y valorar de mejor forma la historia nacional.

Además, en el diario El Heraldo se destaca que la también primera designada presidencial aporta a la nueva “concepción” esta brillante idea: pidió que alrededor del tema no se deben tejer “más historias que no existen”, ya que “existe lo que está”. No se puede esperar mayor profundidad teórica. No existió el golpe de estado, ni muertes, ni palizas, ni violaciones a los derechos humanos, eso “no existe”, sólo “existe lo que está”. En la asamblea de la ONU dijo: “Hoy cerramos ese capítulo aciago de nuestra historia para abrir otro que será promisorio. Este día, 1 de junio de 2011 damos vuelta a la página, e invocando a Dios, ¡levantamos nuestros ojos hacia el horizonte y vemos con fe y optimismo nuestro futuro!” Es posible que la máxima culminación teórica esté en las palabras de Lobo al afirmar que “hay que entender que el mejor beneficio que le podemos hacer a Honduras, es enterrar el pasado….démosle vuela a la página y miremos hacia adelante”, planteó. Y como buen humanista cristiano hizo suya una parte de una homilía digna de un coleccionista de serpientes y monedas, Juan José Pineda, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Tegucigalpa, en el sentido que el arma más poderosa para la paz es el oración y que en una comunión con Dios, no puede haber paz sin perdón, ni perdón sin misericordia, ni misericordia sin justicia. Por suerte no cerró con un “amén hermanos”. Con esas palabras santas y Juan José en la coreografía queda enterrado el pasado, según Lobo.

En esa cadena nacional de radio y televisión se logró el momento más desarrollado de esa nueva “concepción” de la historia nacional en donde todos los acontecimientos son considerados como desvinculados del pasado, páginas que se voltean y que no se relacionan con causas mediatas ni lejanas. Se cierran capítulos o se entierra el pasado. Todo está desconectado y cada etapa, cada gobierno, se hace a partir de la nada y con el poder carismático del gobernante y el respaldo total de la providencia divina. Y apoyando esas palabras estaban muchos en la foto, sin moverse, sin reírse, con una mano, un pie, adelante, atrás, remolino, torbellino, curas, pastores, pistoleros, asaltantes del tesoro público, contrabandistas, paracaidistas, mafiosos, “progresistas”, tecnócratas, evasores de impuestos, reconciliados, la mara completa, toda la pandilla humanista cristiana, y en primera fila la rectora, haciendo lo que mejor pueden hacer: posando para el escarnio de la historia y respaldando la continuidad del golpe de estado para que perdure su poder sobre los explotados de Honduras.

A todos ellos les queda como anillo al dedo una de las más hermosas y duras canciones que se hayan escrito, La Belleza, del español Luís Fernando Auté:

Míralos, como reptiles,
al acecho de la presa
negociando en cada mesa
maquillajes de ocasión;
siguen todos los raíles
que conduzcan a la cumbre,
locos por que nos deslumbre
su parásita ambición.
Antes iban de profetas
y ahora el éxito es su meta
mercaderes, traficantes,
más que nausea dan tristeza,
no rozaron ni un instante
la belleza…

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