jueves, 5 de agosto de 2010

La Mentira

Por Anarella Vélez

Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa.
Alfred Adler


Cada día que pasa las/os protagonistas del golpe de Estado del 28 de junio han ido dejando evidencias de que el mismo se sostuvo gracias a las maquinaciones de todas/os los que estaban involucrados en aquella asonada. Una/o tras otra/o han venido reconociendo que mintieron cuando aseveraban que  no hubo tal “sucesión presidencial” ni ruptura del “orden constitucional”.

Dan lástima algunas/os que han esperado tanto para reconocer públicamente –algunas/os inclusive han pedido perdón-  la verdad. Ahora es difícil reconocerles algún mérito. Las/os que han venido denunciando la gravedad de los hechos y  sus consecuencias, quienes han  llamado las cosas por su nombre,  finalmente les ven desnudando el  engaño. Lo sorprendente es ver que algunos siguen considerando posible que quienes les escuchan les crean inocentes. Siguen considerando al pueblo hondureño ingenuo,  desmemoriado.

Y aun así, continúan  tratando de ocultar algo de la realidad, siguen diciendo verdades a medias, por tanto siguen mintiendo. Seguir diciendo verdades selectivas es continuar con los embustes. Cuando se mantiene parte de la verdad oculta, se continúa con la falacia. El engaño sigue siendo intencionado. En su sabiduría, el pueblo hondureño aplica el antiguo proverbio chino, entiende  que la primera mentira es responsabilidad del mentiroso,  pero la segunda no; la segunda es responsabilidad propia. Y el soberano ya no está dispuesto más a asumir ese sambenito.

Señoras/es, la ciudadanía ya no se traga esos anzuelos. Hoy más que nunca demanda desde el FNRP que salga a la luz la verdad en su totalidad, que se señale a todas/os aquellas/os que han sido las/os autoras/es intelectuales y materiales del golpe y sus nefastas consecuencias.  Se sabe y se dice a voces, a gritos,  quiénes son, dónde están, cuánto ganan, cómo caminan y cómo rezan.

Hay quienes dicen que la mentira es la única verdad en la boca de los necios. No hay verdad más cierta para calificar a los golpistas. Las/os ciudadanas/os lo han comprobado. Casi da risa la conducta de los congresistas, del ejecutivo y del poder judicial  y el modo cómo se han calcinado con esta prueba. Todas y todos han tenido a la vista los indicios –en algunos casos son las/os autoras/es mismos de los quebrantamientos de la ley-  de quienes han sido los ejecutores de las múltiples violaciones a las normas constitucionales de la nación y han seguido mintiendo deliberadamente.

Quienes nos gobiernan devienen obligados ha aceptar que la ciudadanía a asumido la rebeldía como forma de vida, que no se resignará nunca más a vivir sin la verdad, sin libertad. Se ha  entendido que el acceso a la verdad es un derecho y que esa es la mejor arma contra los embaucadores, contra los mentirosos que tanto daño han provocado. Queda una lección, la convicción  de que uno de los peores males desencadenado por  el golpe es la mentira, y no se la consentirá nunca más.

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