jueves, 1 de julio de 2010

La Comisión de Verdad nace por las mentiras de la comisión oficialista

La Jornada
Por Arturo Cano

"¿Tu verdad? No, la verdad." Así dice el cartel, la consigna de los organismos de derechos humanos hondureños. Con ella buscan echar luz sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas por las fuerzas armadas y policiacas desde el golpe de Estado de justo hace un año. Los 50 asesinatos, las historias de centenares heridos y torturados, los presos, sin contar los cierres de medios de comunicación, los toques de queda, los allanamientos de las oficinas de organizaciones populares y campesinas.


La comisión nació por el reclamo legítimo de los hondureños de conocer sin demora, las violaciones a los derechos humanos, persecución política, asesinatos, violaciones sexuales, represión, negación al acceso a la información, desapariciones de personas y torturas. Foto Reuters.

Una realidad minimizada por los protagonistas del golpe de Estado, a la que han respondido, de la mano del presidente actual, Porfirio Lobo, con una Comisión de la Verdad, instalada el pasado 4 de mayo, sin dientes y sin uñas, ya no se diga para encausar a un violador de los derechos humanos, sino incluso para anunciar los resultados de sus indagaciones, dado que según el decreto de su creación puede reservarse información durante 10 años.

Los protagonistas del golpe no entienden por qué buena parte del mundo y algunos hondureños latosos no se conforman con esa comisión. El conductor televisivo Renato Álvarez, en un diálogo con Roberto Micheletti, no acierta a entender por qué hay en Honduras quien se resiste a "la reconciliación", algo que fue posible en el vecino El Salvador, con todo y sus 75 mil muertos.

–Aquí no hubo 80 ni 100 mil muertos –dice con meliflua voz.

–Gracias a Dios –responde Roberto Micheletti, cuyo gobierno nunca reconoció, naturalmente, a ninguno de los caídos en las manifestaciones contra el golpe de Estado.

¿Por qué tanto escándalo si aquí no hubo miles de muertos? Micheletti, el empresario camionero, no lo entiende, pero igual ve una solución que ya el Estado hondureño tuvo que aceptar con los desaparecidos de los años 80: "Se les pagaron a muchos de ellos la muerte de sus familiares".

Frente a esa oferta, la Plataforma de Derechos Humanos, que agrupa a las más activas organizaciones hondureñas en la materia, decide convocar a la formación de una Comisión de Verdad, frente a la oficialista Comisión de la Verdad.
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"Esta comisión (la gubernamental) nace de la mentira y se fortalece en la mentira", define Juan Almendares, director Centro de Prevención Tratamiento y Rehabilitación de las Víctimas de la Tortura. Bertha Oliva, cuyo esposo, Tomás Nativí, fue desaparecido durante la guerra sucia de los años 80, advierte en la bienvenida a los comisionados: "Seremos exigentes en la búsqueda de los hechos, justos en la definición de la verdad, pero implacables en la denuncia de las responsabilidades".

La también coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh) subraya la diferencia entre la comisión que hoy se instala y la creada por el gobierno: "La Comisión de Verdad no nace para enjaular la información por 10 años ni para depositarla entre los secretos del Estado".

La Comisión de Verdad está integrada por Elsie Monge, religiosa católica de Ecuador, el magistrado español Luis Carlos Nieto, la magistrada salvadoreña Mirna Perla Jiménez, el profesor canadiense Craig Scott y el experto costarricense Francisco Aguilar. Aunque no puede llegar a la instalación por problemas en su vuelo desde Argentina, participa también Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo. Por Honduras participan el sacerdote Fausto Milla y la escritora Helen Umaña.
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"No vamos a inventar. Hay pruebas, fotos, videos, documentos; en todo caso, la nuestra será una labor de sistematización", dice Umaña a La Jornada. La escritora está muy interesada en subrayar que la Comisión de Verdad no se limitará a indagar sobre las violaciones cometidas durante el gobierno de facto. "Las violaciones de los derechos humanos se siguen produciendo. No hay semana en que no muera alguien vinculado a la resistencia."

Umaña refiere el caso de Claudia Brizuela, hija de un dirigente de la resistencia, asesinada en su casa en San Pedro Sula, por desconocidos que llegaron a buscarla de madrugada en febrero pasado. En este caso, como en otros, las autoridades han dicho que se trata de hechos relacionados con la delincuencia común. Según la resistencia, se trata de asesinatos "camuflados".

En la lista de la resistencia están también los asesinatos de nueve periodistas, que no han sido esclarecidos.

En ese contexto, se conoce en Honduras que Amnistía Internacional (AI) demanda al gobierno hondureño esclarecer los abusos y violaciones a los derechos humanos cometidos desde el golpe de Estado. "El presidente Lobo se ha comprometido públicamente con los derechos humanos, aunque no ha actuado para protegerlos, lo que resulta inaceptable", dice en un comunicado Guadalupe Marengo, directora alterna para América de AI. Todo, en la instalación de la Comisión de Verdad, interrumpida brevemente por la llegada de Xiomara Castro, esposa de Manuel Zelaya, quien vestida de rojo y con una cinta negra en un brazo lee un mensaje del ex presidente en el exilio.

Por la noche, frente a centenares de jóvenes, Karla Lara entona con su bella y potente voz una canción dedicada al profesor Manuel Flores, asesinado en la escuela donde impartía clases: “Caminabas calles, regabas ideas, Manuel… el pañuelo al cuello, el morral al hombro, Manuel… parecías hippie o un buen Cristo, Manuel….”

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