martes, 27 de julio de 2010

Comentario del libro Honduras: Sendero en resistencia

Tiempo


Joaquin Baldemar Alvarado

Callar resulta criminal en épocas oscuras.

Bertold Brecht

Hemos tenido a bien comentar el libro que lleva el título de este escrito destacando que dicha obra es el producto de ese despertar intelectual y propositivo de varios escritores hondureños que con valentía y patriotismo le han salido al paso a los “ideólogos” e “ideolobos” del golpismo y post-golpismo.

La obra en sí, es una compilación de ensayos, escritos, reflexiones y algunos poemas que nos introducen en las interioridades y percepciones de destacados escritores e intelectuales de Honduras que desde su perspectiva escriben y describen los hechos históricos pasados y presentes de nuestro país, tomando como punto de equilibrio la fecha del golpe, el 28 de junio de 2009.

Entre algunos de los autores, Galel Cárdenas destaca que algunos de los hechos históricos registrados en la segunda mitad del Siglo XX fueron de gran significado para el pueblo hondureño. A mediados de siglo la clase obrera organiza, plantea y desarrolla una minuta política tan intensa que a la burguesía no le queda otro camino que emitir leyes de contenido social.

Tiempo después -dice Galel- el ejército hondureño se convierte en la columna vertebral del poder político nacional, y por ello convirtió al país en una escuela de altos estudios para la aplicación del golpe de Estado, como la estrategia fundamental neoliberal capaz de montar una estructura blindada contra todo intento de democratización verdadera.

También Armando García con su peculiar estilo cáustico, satiriza algunas vivencias en “corruptonia” como la de los plutocráticos del estatus quo, fabricantes de miseria -dolidos en su recóndita calamidad maquilera- pegaron el grito al cielo ante los avances diabólicos del bigote que canta (Mel Zelaya) los trogloditas se atrincheraron en su pétrea posición al ver la chusma revuelta y resuelta. Los bebe saurios, los dinosaurios, los niños bien, el señorito de los chocoyos, el tarifado renacuajo de la tele, el alquilado melgargután de las treinta mil razones dominicales, los honorabilísimos quiebrabancos, los lameculos de las mineras, los impolutos del gasolinazo y otros bandazos, lobos de la misma loma y ratas del mismo piñal, en fin, esa pandilla de sátiros violadores sostenibles de la carta magna dijeron al unísono ¡Nones, este macho de la Constitución es mi mula!

Paramos de comentar el libro por razones de espacio y para darle margen a la imaginación del lector sobre el contenido de la obra en la que desfilan uno a uno los trabajos de Alex Darío Rivera, Armando Orellana, Baldemar Alvarado, César Lazo, Edgar Soriano, Helen Umaña, Irma Becerra, Israel Serrano, Juan Almendares, Julio Escoto, Melissa Merlo, Oscar Amaya, Ricardo Salgado, Roberto Briceño, Roberto Zapata, Tomás Andino, Víctor Manuel Ramos y Yanina Parada.

En poesía destacan los trabajos de Armando José Ramos, David Fortín, Delmer López, Fabricio Sandoval, Ludwig Varela, Oscar Deigonet López, Oscar Melgar, Ricardo Bueso, Ricardo René Oseguera, Roger Rovelo y Rubén Darío Pineda.

En Honduras inobjetablemente  se ha dado un despertar intelectual y artístico extraordinario, nunca antes, y en tan poco tiempo se habían  dado manifestaciones del arte y las letras de manera tan expresiva y puntual como en esta etapa post golpista, así como el pueblo, también las letras y el arte han explosionado y su onda expansiva ha llegado a los confines de la Tierra gracias a la tecnología electrónica de nuestro tiempo.

Y es que no puede ser de otra manera, tiempo atrás veíamos una apatía abrumadora e inmovilista en algunos de nuestros intelectuales y artistas, en nuestro medio ha privado siempre el interés particular y no el general. La mirada egoísta sobre la mirada social. Ese silencio cómplice en algunos casos y la complicidad abierta y descarada en otros es parte del coloniaje que nos oprime.

Los intelectuales tienen la obligación de integrarse a la historia y de asumir su responsabilidad ante la sociedad, como bien lo afirmó  J.P. Sartre: “El intelectual no puede aislarse de la sociedad, ni la sociedad tiene su explicación sin él”. El intelectual tiene que ser un testigo de su época, y más allá de eso debe dar su aporte a la causa del progreso, la libertad y a la democracia verdadera.

No es desde una posición de asalariado o vende conciencia donde se generan los grandes debates sobre humanismo, desarrollo, progreso, libertad de expresión, respeto a los derechos humanos, es con el compromiso honesto y combativo de los grandes temas donde se define el papel del intelectual, definitivamente no se puede renunciar al poder de la palabra contestataria, no se puede ni se debe renunciar o claudicar en el ejercicio de la palabra noble y al ejercicio de las ideas claras. El intelectual debe ser un generador de una sociedad libre y justa, un ser libertario, un ser testimonial, verdadero y sin fisuras de ninguna clase.

En Honduras todos sabemos que se ha generado un proceso de degradación intelectual vergonzoso y apabullante, vemos y leemos columnistas que nunca aprendieron que la dignidad y la conciencia no son mercancías que se compran y se venden, vemos también periódicos y diarios nacionales -con honrosas excepciones- ahondando el abismo intelectual, ya no hay ejercicio del pensamiento, los grandes reportajes y crónicas desaparecieron, lo más cercano al periodismo, la literatura, está en reversa, la etiqueta, el glamour de la nota social vacía y veleidosa está reemplazando a los géneros literarios, todo se ha convertido en lo que genera el establishment neoliberal consumista y vano.

Por otro lado las cadenas de radio y televisión se dedican a “dopar” al radio-telespectador, sujeto que han reducido al ejercicio de la estupidez colectiva, con comentaristas de circo y tele culebrones idiotizantes.

Otro asunto que debe importarnos es el hecho de que en Honduras abundan organizaciones dizque cristianas, dirigidas por malabaristas de la palabra religiosa, estafadores de la fe, donde se impone la teoría seudo-cristiana de la resignación y el perdón, esto debe de preocupar a los intelectuales honestos, la multiplicación de estas sectas religiosas nos indica que vamos en dirección de un mayor oscurantismo, por ende una mayor opresión.

Sinceras felicitaciones para los editores y autores del libro Honduras: Sendero en Resistencia.

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